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LATAS VACÍAS

  Como latas vacías de sueños rotos. Como algas perdidas que han despojado las olas del mar,   hacia algún rincón desconocido. Como una foto olvidada en algún cajón desvencijado. Así, se ve reflejada mi vida, desgastada a través de los años. Como vestigios de un barco hundido en el fondo del océano, que se evaporan con cada amanecer. Cómo las hojas perennes de un árbol marchito, que mueren con cada crepúsculo de otoño. Hoy, ya no queda nada. Solo recuerdos efímeros de experiencias pasadas, que se esfuman con el paso del tiempo. Y algunos retazos de aquellos anhelos ilusorios, que permanecen intactos en la utopía de mi imaginación.   Autora: Lic. Dalila Parada

VIAJAR

  Me invade una sensación de plenitud, la utopía me acompaña en el camino. Soy libre por un instante, doy un salto al vacío. Lejos quedaron las certezas, me esperan nuevos desafíos. Coincido con otras miradas, naufrago en la magia de lo desconocido. Me siento viva en movimiento, las señales trazan mi nuevo destino.  Autora: Dalila Parada

LAS MANOS HABLAN

Las manos dejan huellas, a cada movimiento. Algunas son libres, Se mecen con el viento. Otras permanecen atadas, albergan retazos teñidos de metas inalcanzadas. Algunas enérgicas y lozanas Otras frágiles y desgastadas Manos temblorosas, Macizas y tiesas. Manos radiantes Ligeras e Inquietas Las manos hablan Reflejan tristeza. Irradian alegría, soledad, franqueza. Expresan lo indecible, Por dezmero o cobardía. Repara en las manos, desprenden sabiduría.   Autora: Dalila Parada  

SUEÑOS DE LIBERTAD

  Inertes en el suelo, reposan cuerpos devastados. Almas perdidas, sueños quebrados. Andrajosos y sedientos en noches vacías de otoño. Atravesados por la herida de un absurdo calvario. Huele a podredumbre, el frío desgarra la piel. Las manos curtidas, entumecidos los pies.   El miedo y el desasosiego los obliga a sucumbir. La muerte los asecha, se aproxima el fin. ¿Acaso habrá valido la pena? Una luz resplandeciente irrumpe en la oscuridad El dolor desaparece, no consiguen respirar. La paz los envuelve, los induce a soñar. Ya no habrá lamentos, les llegó la libertad.   Autora: Dalila Parada                      

PERDIENDO GRAVEDAD

  Un torbellino de emociones, me arrastra hacia el fondo del mar. Por un salto al vacío, Voy perdiendo gravedad. Absorta en mis pensamientos, no consigo respirar. Sombras difusas me susurran, forjándome a sucumbir. El tiempo se cristaliza, no hay manera de huir. Naufragando en aguas del presente, siento la energía fluir. Suelto las anclas de mi pasado. Comienzo a sonreír. Los colores florecen, el sol vuelve a brillar. Respiro, me alivio. Decido confiar.   Autora: Dalila Parada      

REVELACIÓN

Aquello más que un sueño, fue una revelación. Tuve la oportunidad de viajar a través del tiempo, y de borrar todos los malos momentos que viví a lo largo de mi vida. Siendo así, podría evitar esas acciones recurrentes cometidas de manera hipnótica y enmendar el castigo severo y absurdo, provocado por el verdugo que dominaba y atormentaba mi neopalio. Disponía del poder total y absoluto de controlar todas las decisiones consientes e inconscientes que ocurrieron en mi pasado. Tenía el privilegio de gestionar correctamente mis emociones, en determinados momentos en los que la rabia y el miedo se apoderaron de mí, persuadiéndome a cometer acciones imprudentes y lanzar mordaces afirmaciones contra quienes, en ese entonces, percibía como espejos siniestros que se empeñaban en mostrar con desdén, el reflejo de mi propia sombra. Entonces, como por arte de magia, podría prevenir los persistentes síntomas físicos, que aparecían súbitamente para inmovilizarme en medio de aquel confuso e i...

NICTOFOBIA

Melina estaba allí. Sola en la noche. Caminando descalza y en pijamas, por los senderos de aquel húmedo y frío bosque de la Patagonia. El mismo que antes le resultaba tan familiar, el mismo que era visitado por miles de turistas durante el día. Allí, en medio de la oscuridad, lo hallaba inquietante, desconocido. Sentía una mezcla de temor y curiosidad, una fuerte necesidad por seguir avanzando en busca de la incertidumbre. De pronto, descubrió una pequeña y antigua cabaña abandonada entre la maleza. Dubitó un segundo antes de entrar y no obstante penetró en su interior. Un olor nauseabundo invadió sus fosas nasales. Todo estaba en penumbras. Solo una tenue luz anaranjada, podía filtrarse a través de una ventana desvencijada. Era el reflejo pálido de la luna. En medio de aquel silencio perturbador, solo podía oírse el lúgubre sonido de la naturaleza. La chica sintió que el pánico se apoderaba de ella, haciéndole perder los sentidos y la razón. Fue entonces, cuando oyó unos ligero...